jueves, 31 de mayo de 2012

Destino.

Yo solicité la beca... ¿Cómo no fantasear? En un primer momento ni siquiera dudé: Londres. Londres. Londres.
Siempre ha sido mi ciudad. Vivir allí siempre ha sido mi sueño, y no podía dejar de considerarla como primera opción.
Después empecé a enterarme un poco de todo, porque había presentado a ciegas la beca, y vi que la cuantía variaba en función del destino. Para Londres eran 1700 euros aproximadamente, y para América del Norte 2100. Es igual, Londres es mi ciudad. Aún no dudaba de mi destino.
Fueron pasando los días y yo seguí fantaseando, y empecé a considerar la posibilidad de realmente ser becada. Me imaginé con un par de miles en el banco... Cosa insólita en mí. Y ojeé los destinos por curiosidad. Uno centelleó especialmente: Los Ángeles. "¡Uf!", pensé, "¡Qué lejos!". Y esa fue la clave del desmadre.
¿Cuántas veces en mi vida me iban a dar dinero para que escogiera un lugar del planeta? Podía escoger Canadá, o Australia. ¿Por qué iba a querer quedarme en mi continente? Un vuelo de tres horas, se puede hacer en un fin de semana. "Ya, pero es Londres." Me decía algo en mi pecho.
La duda estaba creada y las cartas sobre la mesa. Los Ángeles. 11 horas de vuelo, al otro extremo del planeta. Me permití buscar un vuelo, y tras hacerlo tuve que regresar a la página de cuantía de las becas. ¿Cómo pretendían cubrir alojamiento, curso, vuelo, y vida en los Ángeles durante tres semanas, con 2100 euros? Empecé a evaluar las cantidades, y sí, parecían insuficientes en todos los casos. Me planteé lo absurdo de que dieran la misma cantidad de dinero para viajar a EE.UU., cuando estos estados, cruzan de parte a parte un continente. Me dije que seguramente, desde España, la costa este, sería mucho más cara que la oeste... ¿o no? Entonces centelleó otro destino, que no me había plateado: Nueva York.

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