Sabéis que digo muchas cosas buenas de Nueva York, pero también adoro mi ciudad, así que os diré que la oficina de correos de la plaza del Ayuntamiento de Valencia, es con mucho, mejor que la de Nueva York. A los americanos no se les da especialmente eso de los edificios antiguos y solemnes. No obstante, disfruté la visita porque en el recibidor tienen una pequeña exposición de artículos antiguos de carteros, como una bici para repartir la correspondencia, o un buzón antiguo. También resultó interesante la tienda de regalos, donde vendían tarjetas de felicitación para ocasiones extrañas. Disfruté sacándome fotos en las mesas para rellenar documentación, en cuya ajada madera descansaban las típicas lámparas de cristal verde que tanto me gustan, y de las que por cierto, dispongo de un ejemplar.
No fue mi experiencia favorita en Nueva York, pero fue divertido acercarse a ver cómo era el lugar.
No podía faltar una visita que tenía obligada desde antes de nacer: la biblioteca pública. Recientemente quise ver la película, "el Día de Mañana", para poder comparar la biblioteca de la televisión con la real.
No le hace justicia sin duda alguna. Más que las instalaciones, las imponentes escaleras en mármol, los leones de la entrada, o los objetos inverosímiles en la biblioteca, aprecié mucho el ambiente de allí. Gente de lo más concentrada estudiando concienzudamente y estudiantes tirados en el suelo dibujando partes de la biblioteca. Esto lo he visto también en el museo de historia natural, y me parece genial disfrutar así de la ciudad. Os pongo unas fotos.
Me gustó, pero mucho más que la biblioteca, -que ya es decir-, me gustó el parque que hay tras de ella: BRYAN PARK. Un sitio apacible si los haya, con gente pintando, leyendo o tomando café. Grabé mucho el ambiente de ese parque, porque me impresionó sobremanera. Hay wifi gratis en el parque, y por si eso no es suficiente reclamo, hay mesas y sillas por todos lados del parque. Y si eso no te vale, para los niños hay un tiovivo. Si aún dudas si ir o no a ese parque, ten en cuenta que hay un café enorme, y varios sitios para comprar comida por allí y llevártela a las mesas. Y si aún no te convence Bryant Park, porque temes por la batería de tu ordenador, en el que tienes que trabajar... ¡NO IMPORTA! ¡HAY ENCHUFES ENTRE LAS FLORES!
Me ha encantado este parque. La gente estaba allí tranquilamente, oculta tras el gran edificio que es la biblioteca, y rodeada de rascacielos enormes que imponen como suelen.
En la siguiente foto podéis ver en una esquina sillas de colores, y mesas para los más peques, que también pueden ir al parque y coger libros de las estanterías con ruedas que alguien saca al exterior para hacer del parque un lugar más intergeneracional.
Estas dos fotos que veis aquí, corresponden al restaurante y el bar del BRYAN PARK, uno para los más pudientes, y otro sustancialmente más asequible. No obstante, la gente sigue pagando un dólar en el Mc Donalds por su habitual café de medio litro.
Por si no teníamos bastante con el día que llevábamos, decidimos estirar un poquito más las horas e ir directamente a clase a las 6, y pasar por las manzanas que componen el FASHION district. Este distrito está lleno de locales que no venden ropa, sino que la confeccionan. Estudiantes van y vienen por todos lados, y es fácil ver a gente cargada con enseres de costura. Las tiendas no venden principalmente ropa, sino telas fantásticas que jamás había visto ni soñado ver. ¡Y eso que no tengo especial pasión por las telas! Había botones de todos los tamaños y colores, puntillas, cintas y enseres extraños, cremalleras de más de un metro y vestidos espectaculares a precios asequibles, pero también desorbitados.
Por alguna razón que se escapa a mi conocimiento, me moría de ganas de ver el botón más grande del mundo, que se encuentra casualmente apoyado en la oficina de información turística del Fashion Distrcit, que está como a siete manzanas de la zona de la biblioteca. La aguja de casi diez metros, no me decepcionó.
Judi se compró su adorada pizza en uno de los muchos puestos de la ciudad: dos raciones de pizza margarita y una soda, 2'75$. She loves pizza!
Cuando llegamos con casi media hora de antelación a las clases estábamos agotadas, y lo último que me apetecía era ponerme a hablar inglés. Sólo quería irme a la cama en aquel momento, pero sin embargo cuando empecé las clases me entretuve bastante, y las cuatro horas pasaron rápidas hasta las 10 de la noche, hora en la que me planteé si realmente el cambio de horario sería bueno para nuestra salud. :D
Decidimos, tras este agotador día, o bien volver a casa para comer, y marchar otra vez a la ciudad. O bien volver a casa sobre las cuatro, para poder descansar una hora antes de volver a la ciudad.
No recuerdo prácticamente nada después de mi ducha nocturna.
P.S. No me puedo creer que ya esté casi al día con mi cuaderno de bitácora. Hoy es martes, y os acabo de contar las aventuras de ayer. Puede que mañana encuentre un hueco para contaros las de hoy, y las de mañana. ¡Ya no tengo trabajo acumulado! Iba como con 4 días de retraso :S