lunes, 16 de julio de 2012

North Central Park.



Estamos a lunes por la noche, y me encantaría contar todo lo que me ha pasado hasta hoy, pero tengo mono de escritura, y prefiero tomarme un tiempo para relatar la mágica tarde del sábado. ¿Creíais que todo había terminado con la compra y la primera toma de contacto? En Nueva York siempre hay algo que contar o algún rincón que descubrir. Así que voy a proceder a poner en orden lo ocurrido el mágico  sábado.
Si no recuerdo mal nos quedamos pendientes de colocar la compra y salir hacia Central Park para ubicar la escuela. Así hicimos. Decir que nos perdimos para llegar a Central Park sería una divertida historia, pero imposible de contar para dos afortunadas que viven en... ¡SU PUERTA! Llegar a Central park, nos cuesta menos de un minuto de reloj. Un paso de cebra nos separa del pulmón de esta fascinante metrópolis. Estábamos familiarizadas con el ambiente del parque porque sencillamente lo habíamos visto en las anteriores ocasiones. Esa misma mañana allí estaban, además de los esperados ciclistas, un par de personajes practicando boxeo. Por esto no nos extrañó ver que la gente utilizaba central park como patio de recreo. Lo curioso del asunto fue que conforme nos adentramos ligeramente en la zona más verde, nos dimos cuenta de que esta expresión le venía como anillo al dedo: es un patio de recreo. Niños por todos lados, familias haciendo picnics, padres bateando con sus hijos, gente haciendo estiramientos, y jóvenes sentados en la hierba pasando el rato charlando. Todo esto en un perfecto oasis de multiculturalidad y respeto donde niños blancos, rojos, amarillos, negros y marrones, juegan al mismo juego, y ríen de la misma manera. Discapacitados que juegan con niños sin deficiencia alguna, y niños en silla de ruedas perfectamente integrados en las actividades del parque. Una piedra en medio de la pradera norte nos gritaba que nos sentáramos a disfrutar del ambiente, y a comernos un sandwich. Allí estuvimos un buen rato observando con inocencia qué hacían los americanos un día de sábado. Fue una buena experiencia, en una pequeña parte de la inmensidad de Central Park.


Ahora me iré a dar una ducha, hemos estado charlando con Stephanie sobre las diferencias de educación entre España y USA. Y no me da tiempo a narrar la mejor parte de la tarde, pero lo haré en cuanto tenga un ratito.

Espero que disfrutéis de esa podrida España, mientras nosotras estamos en la cumbre del mundo. Qué mala soy.

Atareada

Hoy prometo sentarme a contaros el sábado tarde y el maravilloso domingo. Ayer me pudo el cansancio y no tuve tiempo de contar todo lo que quise. Tendremos que relajar el ritmo porque no lo aguantaremos más de unos pocos días así. Teniendo tanto tiempo por delante, debemos tomarnos las cosas con más calma, y no intentar aprovechar hasta el último segundo del día. Es divertido, pero no muy sano.
Esta noche, os prometo narrar lo fantástico de estos dos días.