sábado, 14 de julio de 2012

Toma de contacto.

Estoy sin palabras. Llevo cinco horas en la ciudad, y sé que quiero vivir aquí para el resto de mis días. El objetivo era salir desde Harlem hasta chelsea para disfrutar un desayuno en el TICK TOCK DINNER. Había oído hablar de él por la red, y pensé que por su acertada posición, junto a una tienda de nuestro interés, estaría bien desayunar allí, porque como dice Judi "Un gran viaje, debe empezar a lo grande":
Hoy nuestro objetivo era Chelsea por haber allí una tienda llamada Jack's 99cents. Ya os podéis imaginar porqué la hemos escogido. Venden comida a un dólar, y artículos básicos para el hogar a buen precio. Leche y pan de molde de calidad suficiente para un viaje de nuestro presupuesto. 

Ah! Tengo que mencionar que probablemente la salida nocturna a las cuatro y media de la mañana se debiera a los dos franceses que ahora ocupan el cuarto contiguo. Apenas los hemos visto, pero hemos intercambiado unas breves impresiones de la ciudad.

Tras comprar nuestro bono semanal de transporte nos sorprendemos en un metro enorme, viejo y sucio, pero eficiente a más no poder.

En una misma estación hay como 5 vías, para que los trenes exprés no obstruyan la vía de los trenes regulares. No había ninguna masificación de gente. Puede que se deba a que eran las ocho de la mañana de un sábado. Nada más bajar del metro empezaron los problemas. En Chelsea el subway se junta con un entramado de lineas y además con el tren que conecta con Nueva Jersey y las ciudades cercanas. Habremos estado cerca de 15 minutos paseando bajo la ciudad, por un entramados de galerías subterráneas, ahora tranquilas, con algunas diligentes personas que van y vienen a su ritmo. Podría equipararse al movimiento habitual de gente en el metro de Valencia. El caso es que ya con ganas de salir a la superficie, y abandonar el aire viciado de allí abajo, me acerco a una tienda donde una mujer finge vender chicles. Atentos a la conversación:

"Hola. ¿Podría ayudarnos? Queremos subir arriba, pero no podemos.  Han pasado como quince minutos, y creo que nos hemos perdido."
La chica se tapa disimuladamente la boca al principio, pero consciente de que la sonrisa es tan grande que no se puede ocultar suelta una pequeña carcajada. Al ver que nos reímos también recupera un poco la compostura y nos indica como salir de aquel infierno cubierto.
Y entonces, cuando por fin salimos, giro un poco la vista y me encuentro con esto:

Me quedé sn palabras. Judit no. Ella hablaba alegremente sobre lo larga que era la calle que había enfrente. No podía ser. Ah, claro, aún no lo había visto. La cojo de los hombros, y la giro hacia el edificio, y entonces sí: enmudece.
Lo curioso de todo el asunto es que este edificio ni siquiera aparece en las guías, no es nada especialmente destacable, pero claro, ¿Como serlo si está justo al lado del mítico Madison Square Garden?

El bombardeo de información nos dejó desituadas unos momentos, pero pronto pudimos ubicarnos y encontrar lo que buscábamos. El TICK TOCK DINNER, atestado de americanos y turistas americanos, despedía una mezcla de olor a bacon, sirope y chocolate. Queríamos un desayuno americano, pero no teníamos estómago para nada fuerte, así que optamos por lo más apetecible:

No pudimos esquivar el cafe americano de nuevo. Empiezo a cogerle el gustillo, pero no he podido evitar añadirle un poco de crema de leche. La razón es obvia:


Igualmente fuimos incapaces de acabar el delicioso plato de tortitas. Nos hemos dicho que otro día, haremos un brunch, y tomaremos unos huevos como Dios manda. Pero cuando nos hagamos un poco más al "american style".

Tras el desayuno encontramos la tienda que buscábamos, y como aún faltaba un tiempo para que abriera, dimos una vuelta por alrededor, y al girar la 34, no encontramos a sólo un par de manzanas con el icono de la ciudad.


No pudimos evitar acercarnos a su base para sentir la sensación de inmensidad que tuvimos al salir del metro. Ahí empezamos a familiarizarnos con la vida newyorkina. Un hombre que nos invitó a visitar el ESB, nos preguntó que cómo era que no queríamos subir. Le contestamos que íbamos a estar para un mes y que teníamos tiempo de sobra, y su cordialidad fue máxima. Estuvimos como 5 minutos hablando con él, y nos fuimos de allí con una buenísima sensación. No podría contar todas las conversaciones que he tenido en 5 horas, pero han sido muchas. Una mujer de negocios incluso se ha parado con su maleta a nuestro lado para preguntarnos si necesitábamos ayuda con el metro. No sólo nos ha indicado el camino, sino que una vez llegado a la bifurcación, ha dado media vuelta sobre sus pasos para rectificar nuestro camino y que no nos equivocáramos. Fascinante. Hay un respeto por todos lados que ralla el surrealismo. A un hombre se le cayó un bolso de un puesto de la calle, y cuando me he acercado a recogerlo, me ha dicho alegremente "You are the best"
Increíble. Tras comprar y tener una agradable experiencia en el supermercado hemos vuelto a casa sin percances, acostumbrándonos poco a poco al entramado del metro. En breve nos prepararemos unos sandwiches y marcharemos a atravesar central park, para averiguar dónde está la escuela. Daremos una vuelta por el upperW, y volveremos para recibir mi maleta perdida, justo antes de ir al anochecer a Times Square a visitar la oficina de turismo.

Esto es increíble.





Recibimiento en nuestro piso.

Un típico piso americano, con la típica entrada americana. El 1827 de la 7a avenida, en la mismísima puerta norte de central park. Todo lo que diga va a ser poco. La mujer se deshizo en cuidados y el piso estaba bien limpio. Hay dos chiquillos extraordinariamente educados, que no han hecho un ruido en toda la noche. Dudo incluso de que hallan dormido aquí.
Ayer tras las llamadas de rigor nos intentamos mantener todo lo despiertas posibles sin mucho éxito. A las 10 ya dormíamos como angelitos. Sobre las 6 estábamos despiertísimas, y nos tomamos un tiempo para espabilarnos. La ducha de rigor nos ha preparado para afrontar el día.

¿Lo más chocante? El silencio. La tranquilidad de un pueblo en una zona tranquila y silenciosa, solo que en la ciudad cosmopólita más maravillosa del mundo.